Trabajo como periodista en El Periódico de Catalunya desde el 2004, aunque en una sección un poco particular: la encargada de elaborar monográficos, suplementos y páginas especiales o, dicho en términos actuales, contenidos patrocinados. Esto me ha llevado a convertirme en un redactor todoterreno capaz de entrevistar al mismísimo Eduardo Mendoza o de elaborar un artículo sobre las virtudes de un cementerio; de describir una cata de champán francés o de profundizar en las claves de la medicina cardiovascular.
Soy el paradigma, por lo tanto, de este tipo de periodista que sabe un poco de todo y mucho de nada. Con esta experiencia a cuestas, y toda una vida de lector compulsivo de novela negra y de misterio (comencé con apenas 12 años gracias a las viejas novelas de Agatha Christie que tenían mis padres), he escrito mi primer libro: ‘No cerramos en agosto’ (Libros del Asteroide).
Una novela negra algo diferente, que se aleja de la violencia, el morbo y la oscuridad para buscar algo de luz. La misma que Barcelona tiene en verano. Pero también para denunciar todos aquellos ‘males’ que sobrevuelan la ciudad actual, como la desigualdad social, los alquileres por las nubes, los contratos precarios y el turismo masivo.